Hace muchos años, un ranchero murió. Sus
pertenencias, consistentes en 17 caballos, fueron heredadas por sus hijos, que
eran tres. El hijo mayor debía recibir la mitad de los caballos, el segundo la
tercera parte; y el menor había de recibir una novena parte de los caballos, de
acuerdo con el testamento del padre.
Ni los hijos ni el albacea encontraban la forma de
hacer la distribución sin tener que dividir en partes uno de los caballos, así
que acudieron al alcalde del pueblo para que los ayudara a resolver el
problema.
¿CÓMO LO SOLUCIONÓ EL ALBACEA?
No hay comentarios:
Publicar un comentario