En la antigua Roma, una mujer embarazada
que quedara viuda antes del nacimiento, estaba obligada a repartirse con el
hijo por nacer la herencia dejada por el marido mediante este criterio:
Si nacía un niño, la madre debía recibir
la mitad de la parte del hijo.
Si nacía una niña, la madre recibiría el doble
que la hija.
Por entonces, AGRIPINA, esposa de un
comerciante acaudalado queda en la situación planteada, ascendiendo a 35000
sestercios (moneda de uso corriente por aquella época).
Pues bien, resulta que nacieron dos
mellizos de distinto sexo.
¿CÓMO SE DIVIDIÓ LA HERENCIA?
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