Así
como admitimos en la entrada anterior que no podrían existir Castillos sin
Reyes, Reinas, Caballeros y habitantes varios (no estoy hablando de los “castillos en el aire”) sería impensable
la ausencia de la CABALLERÍA, briosos corceles cuyos pasos llevaran a los caballeros hacia
aventuras infinitas o hasta el castillo más próximo.
Una
vez más, el AJEDREZ acude en nuestro auxilio y nos proporciona esta poderosa
pieza (EL CABALLO), cuyo movimiento tan particular permite
establecer estrategias de ataque o de defensa, difíciles de develar para
oponerse a ellas.
De
todos modos, lo nuestro, en estas entradas, es analizar las distintas
posibilidades de encontrar REGULARIDADES NUMÉRICAS en los distintos recorridos
de los caballitos, en el castillo numérico.
El
movimiento de este trebejo puede ser descripto en la siguiente forma: “dos
casillas derecho y una a la izquierda o hacia la derecha”, formándose una L,
hacia todas las direcciones posibles y desde cualquier posición en el tablero.
Veamos
algún ejemplo, posicionados en el 9 (nueve) y siguiendo uno de los posibles
recorridos nos encontramos con la secuencia:
9; 28; 47; 66; 85 de razón 19
o
esta otra, desde el mismo número:
9; 17; 25; 33; 41 de razón 18
Y
así, desde cualquier posición y hacia todos los “horizontes” posibles.
Existen
entramados más complejos y muchas cuestiones a descubrir pero, ya se ha dicho
que este Blog es de “ida y vuelta”, así que espero pacientemente sus aportes,
queridos amigos y fieles seguidores.
De
todos modos, me voy a permitir una reflexión final sobre la actitud docente
para desarrollar ésta y otras acciones con nuestro alumnado, cualquiera sean
las imágenes que ven, desde las ventanas de sus aulas.
Ante
esta propuesta, como así también ante otras tantas, se nos presenta una difícil
disyuntiva, que, por otra parte, es deseable que, en primera instancia, se nos
presente.
¿Cómo presentaremos a los chicos estas situaciones?
¿Mostraremos
nosotros todos los caminos que hemos encontrado? ¿Les contaremos a ellos lo
apasionante que resultó haberlos hallado? ¿Le daremos todo resuelto? ¿Jugaremos
nosotros, en este caso, con el CABALLO, de aquí para allá?
O
POR EL CONTRARIO
¿Les
permitiremos, una vez enseñado EL MOVIMIENTO DE LA PIEZA, que “troten”
libremente por todo el tablero, buscando felices los distintos senderos que se
le presenten y determinando cuáles son los más importantes para ellos?
¿Crearemos
el tiempo y el espacio para que, entre ellos, se comuniquen los resultados, se
señalen los errores, se expliquen, se contradigan, se enseñen unos a otros?
ESTA ES LA
DISYUNTIVA
¿Seguiremos
llevándolos de la mano e “iluminaremos” su camino como el viejo Paidogogo
griego o propiciaremos situaciones de lo más diversas para que sean ellos los
que construyan sus propios senderos?
ESPERO QUE LA DECISIÓN SEA
LA CORRECTA
(me entusiasmé, sorry)
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