jueves

EL CASTILLO NUMÉRICO Y EL AJEDREZ – II PARTE




Así como admitimos en la entrada anterior que no podrían existir Castillos sin Reyes, Reinas, Caballeros y habitantes varios (no estoy hablando de los “castillos en el aire”) sería impensable la ausencia de la CABALLERÍA, briosos corceles  cuyos pasos llevaran a los caballeros hacia aventuras infinitas o hasta el castillo más próximo.

Una vez más, el AJEDREZ acude en nuestro auxilio y nos proporciona esta poderosa pieza (EL CABALLO), cuyo movimiento tan particular permite establecer estrategias de ataque o de defensa, difíciles de develar para oponerse a ellas.

De todos modos, lo nuestro, en estas entradas, es analizar las distintas posibilidades de encontrar REGULARIDADES NUMÉRICAS en los distintos recorridos de los caballitos, en el castillo numérico.

El movimiento de este trebejo puede ser descripto en la siguiente forma: “dos casillas derecho y una a la izquierda o hacia la derecha”, formándose una L, hacia todas las direcciones posibles y desde cualquier posición en el tablero.


Veamos algún ejemplo, posicionados en el 9 (nueve) y siguiendo uno de los posibles recorridos nos encontramos con la secuencia:

                                       9; 28; 47; 66; 85 de razón 19

o esta otra, desde el mismo número:

                 9; 17; 25; 33; 41 de razón 18

Y así, desde cualquier posición y hacia todos los “horizontes” posibles.

Existen entramados más complejos y muchas cuestiones a descubrir pero, ya se ha dicho que este Blog es de “ida y vuelta”, así que espero pacientemente sus aportes, queridos amigos y fieles seguidores.

De todos modos, me voy a permitir una reflexión final sobre la actitud docente para desarrollar ésta y otras acciones con nuestro alumnado, cualquiera sean las imágenes que ven, desde las ventanas de sus aulas.

Ante esta propuesta, como así también ante otras tantas, se nos presenta una difícil disyuntiva, que, por otra parte, es deseable que, en primera instancia, se nos presente.

¿Cómo presentaremos a los chicos estas situaciones?

¿Mostraremos nosotros todos los caminos que hemos encontrado? ¿Les contaremos a ellos lo apasionante que resultó haberlos hallado? ¿Le daremos todo resuelto? ¿Jugaremos nosotros, en este caso, con el CABALLO, de aquí para allá?

O POR EL CONTRARIO

¿Les permitiremos, una vez enseñado EL MOVIMIENTO DE LA PIEZA, que “troten” libremente por todo el tablero, buscando felices los distintos senderos que se le presenten y determinando cuáles son los más importantes para ellos?
¿Crearemos el tiempo y el espacio para que, entre ellos, se comuniquen los resultados, se señalen los errores, se expliquen, se contradigan, se enseñen unos a otros?

ESTA ES LA DISYUNTIVA

¿Seguiremos llevándolos de la mano e “iluminaremos” su camino como el viejo Paidogogo griego o propiciaremos situaciones de lo más diversas para que sean ellos los que construyan sus propios senderos?

ESPERO QUE LA DECISIÓN SEA LA CORRECTA

(me entusiasmé, sorry)






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