jueves

ABRIENDO DEBATE - 3

LAS MATEMÁTICAS EN LA ESCUELA REAL

CADA MAESTRO CON SU LIBRITO

(Publicado en PROFESIONAL DOCENTE- marzo de 1997)


Mes de marzo. El calendario escolar establece que hay que desarrollar la etapa diagnóstica. Yo voy a aprovechar para completar lo iniciado en la nota anterior. Como si un diagnóstico tuviera fin, como si toda actividad no tuviera que ver con la evaluación, con la enseñanza y con la planificación.

Pero, en fin, cumplamos el calendario. Es tiempo para ver cómo estamos, para ver si los chicos se acuerdan de algo, para comprobar lo que aprendieron el año pasado. También para ver si podemos aplicar las novedades recibidas a nivel aula y a nivel escuela. Para prepararnos para el largo año que se nos viene, arduo, trabajoso, cada vez más difícil.

Escuchamos seguido “Afuera hay cada vez más problemas”. (Problemas, ¡qué palabra!).

Las exigencias nos parecen mayores año tras año. En algunos aspectos, sólo nos parecen, en otros, lo son.

Me pregunto ¿Cómo habrán vivido este momento del año, los maestros que iniciaron el ciclo lectivo de 1961? ¿Cuántos de los maestros actuales habrán vivenciado esta experiencia? Porque algunos estábamos terminando el Normal, otros estaban en el jardín o la primaria y otros ni tan siquiera habían nacido.

La referencia a este año en particular se debe a que el 25 de enero de 1961, por expediente N° 23.-199-C.1958; el Consejo Nacional de Educación aprueba el Plan de Estudios y Programa de Educación Primaria, que establece los contenidos a impartir en cada grado, como así también una serie de apéndices con orientaciones e instrucciones para las distintas asignaturas, dictaminando asimismo que deben elaborarse “guías didáctica e instrucciones técnicas” para su mejor aplicación.

En realidad, este Plan, más que aportar novedades, unificaba todo lo que se venía haciendo hasta entonces, para lograr “un todo armónico” en todas las escuelas de su jurisdicción. Para comprobarlo, basta consultar cualquier manual anterior a ese año.

Sería muy interesante profundizar sobre el siguiente párrafo de ese Documento: “Se ha eliminado toda especificación de métodos y procedimientos respetando la libertad de cada gobierno para adoptar los que convengan de acuerdo a las características de la ciudad, pueblo o lugar, o puedan permitirlo la preparación de los docentes”. (El subrayado es mío). Respeta y da libertad. ¡Comenzaban los sesenta!

Metámonos en Matemática. Fueron aprobados con el Plan, los siguientes apéndices: “Tabla de valores de la apotema, el lado y el radio de los polígonos regulares” “Símbolos del Sistema Métrico Decimal” y la “Tabla de pesos específicos de uso corriente”.

En la sección de estructura y contenido dice: “La comisión cree oportuno dar a conocer el espíritu con que se ha elaborado el programa de cada asignatura como una orientación para su adecuada interpretación”- se refiere a la Comisión de Programas del Consejo Nacional. de Educación.

No pocas veces, con posterioridad, escuché a especialistas en educación afirmar que los programas no contenían orientaciones ni mucho menos, tenían “espíritu”.

Continúo, el documento deja en libertad a los maestros para “Establecer el ordenamiento de los conocimientos y hacer las asociaciones naturales y lógicas entre los diferentes temas de Aritmética, entre los de Geometría, además de la oportuna vinculación entre ambas ramas de las Matemáticas y las que pudieran establecer con el resto de la actividad escolar”.

Luego de dedicar un importante párrafo a la Geometría, se refiere a los problemas señalando: “Por otra parte, la esencia de las Matemáticas es la resolución de problemas”. Al respecto, cuando se ocupa específicamente del tema, aclara: “Los problemas no se mencionan como temas de este programa pues se consideran implícitos en sus contenido como procedimientos para llegar a las nociones nuevas y como aplicación de las nuevas nociones adquiridas”.

Se dice por ahí, que los docentes no leemos los Diseños, Parece que nadie leyó el Programa del 61.

Lo concreto es que con este Plan se formaron por más de veinte años todas las generaciones de argentinos. Lo cierto es también que todos los maestros, durante el mismo período, fueron preparados para desarrollarlo, con estas instrucciones, con esas orientaciones y con ese espíritu. Sí, pero....

1961. El Psicoanálisis tenía plena vigencia, todavía faltaban dos años para que los Beatles editaran Please, please me, su primer larga duración. Faltaba un año para que naciera Mafalda y tres para que EE.UU. interviniera en Vietnam. Piaget vivía, Pichón Riviere también. Nadie sabía de la existencia de Vigoski.... Y ya hacía más de veinte años que usábamos el Manual de Ingreso de Pedro Berruti (la primera edición data de 1939).

¡Don Pedro! Fue mi profesor de Educación Física en el Acosta. Una vez me pidió la composición que hice para mi ingreso. Al leerla, me miró con compasión y me mandó a dar diez vueltas al circuito del C.E.F. N° 1.

Estimo que de ninguna manera estaba en sus intenciones escribir un libro emblemático. Él sólo quiso ayudar a todos los que tenían que afrontar el exigente y temido examen de ingreso a la escuela secundaria. Durante muchos años, todas las escuelas secundarias tomaron dicho examen.

El profesor Berruti se encargó de aclarar en el prólogo de su manual que el mismo plantea actividades de repaso y ejercitación.

Alguna vez los maestros de todas las épocas deberemos hacernos cargo de que desvirtuamos su utilización.

Dicho manual tenía (¿tiene?) los contenidos debidamente ordenados de acuerdo a una secuencia creciente de dificultad. Todos comenzaban (¿comienzan?) por el famoso problema tipo resuelto y luego de seis a ocho enunciados para hacer lo mismo. Entiendo, que la presencia de los problemas-tipo se debía (¿debe?) a la necesidad imperiosa de sistematizar la acumulación de contenidos y procedimientos a los solos efectos de rendir con éxito la dichosa prueba.

Un libro así resultaba (¿resulta?) demasiado valioso como para no tenerlo siempre a mano, como para trabajarlo sólo para el fin para el que había sido pensado.

¿Qué es esa novedad (la del 61) que los problemas son esenciales para la enseñanza de la Matemática?

¿Para qué pensar problemas para que los alumnos indaguen, ponderen, confronten, analicen caminos diferentes? ¿Para qué? Si el bueno de Berruti ya los había resuelto todos.

Por otra parte, ¿por qué no usarlo? Si buena parte del alumnado debe rendir el referido examen. Si era (¿es?) una forma de acompañamiento al esfuerzo de los jovencitos y de sus familias. Además la escuela secundaria seguía (¿sigue?) la misma línea.

Es indudable que dicho libro fue (¿es?) el referente obligado para muchísimos docentes, sobre todo, para los de sexto y séptimo de todas estas épocas.

Bueno, ahora resulta que vine a descubrir que la famosa frase “Cada maestro con su librito”, por lo menos en Matemática, no resulto cierta.

Todos tuvimos (¿tenemos?) el mismo: ¡¡El Manual de Berruti!!
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Actualmente, en este 2009, ya no se ve en los escritorios docentes el manual de Berrutti, pero hay otros que siguen la misma línea. Problema Tipo, y luego de las explicaciones del caso, dos o tres problemas de “aplicación”, a ver si los chicos entendieron. Lo peor es que con libro de referencia o sin él, todas las clases son de la misma manera.

¡¡¡CÓMO NO VAN A RESULTAR ABURRIDAS LAS MATEMÁTICAS!!!

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